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11 years agoon
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AdminINPor María Eugenia Pardo — @marupardo
Miami, FL. Octubre 23, 2013. Sus ojos presenciaron imágenes “Rated R” que le hicieron ver la crudeza de la vida desde temprana edad, cuando comenzó a vivir entre extremos absolutos que la hicieron crecer de golpe. En su infancia conoció la opulencia y la pobreza, el poder y el descrédito de su apellido, la estabilidad y el miedo, el amor y el odio. Sabe lo que es guardar un poco de queso en un bolsillo para cuando pegue el hambre y juntar las manos muy duro sobre su pecho para que “Jesús la escuchara mejor”. Sobrevivió al abuso familiar de un padre a quien ama con madurez y recrimina, también con madurez, a quien le reconoce el haberle enseñado a “dar sin límites” y a quien vio por última vez el día que su Madre decidió darle un futuro a sus hijas lejos de un político atormentado que fue “luz para la calle y oscuridad para la casa”.
Al emprender su viaje sin saber exactamente a dónde iría, empacó lo que era más importante para ella: unas fotos, su vestido rosado y verde y dos muñecas, aunque en el camino, su muñeca de carne y hueso fue su hermanita Rebecca, a quien cuidó y protegió como una madre en el laberinto de situaciones que tuvieron que sortear en el periplo que comenzó en Medellín y continuó por Bogotá hasta llegar a México.
Muchos de los que se cruzaron en su vida tenían rostros de dibujos animados, en una mente de niña dulce que recreaba cuentos de princesas dentro de un corazón lleno de incertidumbre. Una incertidumbre que le llevó a hacer un nudo con sus medias para atar su pierna a la de su hermanita mientras dormían (para que no las separaran) y a escribir el nombre y el teléfono de su Abuela Abita en sus barriguitas de niñas, el día que finalmente, iban a cruzar la frontera para llegar a la “Tierra de Mickey Mouse, donde las casas eran de chocolate y las hojas de los árboles eran de dinero de verdad”.
Si. Ella llegó a Miami por Tijuana, a los nueve años, sin visa, porque su Mamá se las trajo sin el consentimiento paterno. Junto a Rebecca, cruzó la frontera dentro de un camión, debajo de unas jaulas de pollos, jugando a ver cuál de las dos se quedaba más quieta con los ojos cerrados y a ser las princesas de un cuento con final feliz. Final que llegó con la luz y el rostro de su Tío “de este lado de la frontera”, quien las llevó a encontrarse con su madre y su tía en la prometida Ciudad del Sol.
En el camino, decidió ser feliz. Título de su libro “I Choose to be Happy. A Journey. A Decision. A Lifestyle” (USA, 2010) en el que recoge su andar por una vida llena de luchas y logros y que fue escrito “para sacarme el dolor del pecho y quitarme un peso de encima”.
Sobreponerse y vencer ha sido su clave. Conocer otras culturas le han permitido crecer. Ha viajado por la India, China, Italia, Alemania, Abu Dahbí, Irlanda, México, las Islas del Caribe, Inglaterra y Francia. En este momento está en Tailandia, junto al Príncipe de su historia.
Pero, no olvida lo que es tener hambre. Por ello, desde hace 8 años va a Colombia y con sus propios recursos, compra mercados que reparte entre familias en necesidad. El año pasado logró llevar alimentos y esperanza a más de 200 familias. En Medellín, su prima es la directora de una casa hogar llamada “Angelitos de mi Guarda”, institución que atiende a 18 niñas entre los 2 y los 15 años. En Miami, entre sus alumnas, amistades y clientes, ella recoge libros, ropa, zapatos, juguetes y los lleva para ayudar a “sus niñitas”.
Es enfática cuando señala que “Lo que me pongo en la mente, lo puedo hacer, porque vivo en un país que te da las oportunidades para lograrlo”. En el 2013, ha brindado entretenimiento en los eventos de recolección de fondos de más de 25 organizaciones en Miami Dade. Es una exalumna orgullosa de Miami Killian Senior High y de Florida International University.
Eligió ser feliz y ver las cosas positivas para no ahogarse en su misma pena. Es una mujer agradecida, comprometida y triunfadora, a quien los vestidos la hacen sentir libre y hermosa, como aquella princesa que llegó a esta ciudad para tocar las vidas de quienes han tenido la dicha de conocerla. Sabe dar con los brazos abiertos, porque cree que el éxito no puede ser egoísta…
Ella es,
Adriana Echeverri.
¿Dónde naciste?
“En Medellín, Colombia”.
¿Cuándo llegaste a Miami?
“En 1987”
¿Por qué te viniste?
“Por razones políticas”.
¿Qué te trajiste?
“No me traje nada. Yo llegué aquí con la misma ropa que tenía puesta”.
Lo que extrañaste de tu país cuando llegaste:
“Mi familia. Mi Papá”.
Lo que más te gusta de Miami:
“El sol, la gente, las diferentes culturas, la diferente comida”.
Lo que menos te gusta:
“El tráfico”.
¿Hablas inglés?
“Si”
¿Estudiaste en la Universidad?
“Sí. Marketing y Business Administration”.
Tu lugar favorito
“El Design District”.
Tu equipo favorito
“Miami Heat all the way!”
¿Qué aprendiste a comer en Miami?
“Pan con bistec y café cubano”.
¿En qué trabajas?
“Tengo una academia de baile”.
Tu logro personal en Miami.
“El haber vivido lo que viví y haber salido de todo sanamente”.
Tu logro profesional en Miami.
“Tener mi academia y escribir mi libro”.
Planes en Miami.
“Me gustaría abrir más academias de baile, formalizar la organización de alimentar y ayudar a los niños y seguir ayudando a la comunidad”.
¿Te mudarías de Miami?
“No me mudaría de Miami, porque aquí tengo mi familia, mi negocio establecido y estoy contenta. Ya viaje lo que tenía que viajar”.
Miami en tres palabras
“Melting pot, energía y diversidad”.
¿La última vez que te preguntaron “De dónde eres” qué respondiste?
“De Miami, FL, porque así lo siento”.
¿Qué es para ti vivir en Miami?
“Un poquito de todo, una ciudad donde siempre sale el sol. Yo necesito mi sol. El clima, la gente hispana, la diversidad, comida, la vida acá es rica. Es tranquila y energética”.
Un mensaje para los inmigrantes que llegan a Miami
“Hay que trabajar y no darse por vencido. You can’t give up. Tienes que mantenerte enfocado en tu meta sin dejar atrás a tu familia. Hay que enfocarse. No dejar atrás los valores y seguir adelante. Rendirse no es una opción”.
¿Cómo te integraste a Miami?
“Gracias a el colegio y a mis actividades extracurriculares: – deporte, baile y arte, comencé a asimilar esta cultura mixta. Donde yo vivía, no habían colombianos casi. Es importante relacionarse con personas de otros países. Cuando yo llegué, para mi los cubanos gritaban y me parecía que estaban bravos. Y no es que gritan, es que así hablan. Si uno no se integra, no se entiende”.
Así nos despedimos de Adriana, una mujer luchadora que llegó a Miami para ser feliz. Y lo logra día a día con trabajo, esfuerzo y voluntad. Le deseamos lo mejor en su camino y que Belly2Abs.com siga triunfando como ella.
¡Juntos, somos más!
Fotos de Adriana: Yor Bernal Photography.
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