por Dr. Javier Rodríguez Davalillo
Miami, Enero 23, 2014.- La meditación Zen, tiene sus raíces en la India desde 500 años AC y se expandió a Japón y Corea. Este método de relajación ha sido practicado por los budistas desde entonces, para abrir la mente a la unidad del universo y conseguir la iluminación. Su práctica e influencia se ha difundido y en la actualidad muchas personas que no son budistas Zen utilizan esta técnica para alcanzar tranquilidad en su vida diaria.
La meditación es el sentido de centrar la atención en la actividad que tengamos entre manos sin dejarnos distraer con pensamientos o eventos que no vengan al caso, y la podemos practicar en cualquier momento de nuestra vida. Es tu vida corriente y cotidiana, es un camino espiritual y práctico ya que se asienta en el “Aquí y ahora” y nos ayuda a vivir con alegría y espiritualidad.
Prepárate para meditar
La meditación comienza con el adoptar una postura correcta. Nos podemos sentar sobre el suelo, pero si necesitas un cojín para estar más cómodo, es necesario que el cojín sea un poco más elevado en la parte de atrás para que la espalda quede recta.
Al principio no es necesario sentarnos con las piernas cruzadas. Pero es conveniente que a medida que practiquemos, nos vayamos acostumbrando a la postura de Buda Vairochana. Si nos es muy difícil, podemos sentarnos con las piernas cruzadas por debajo de las rodillas para comenzar a meditar.
La mano derecha debe ir colocada encima de la izquierda (sobre la cara interna de los muslos). Las palmas de las manos deben estar hacia arriba. Los dedos pulgares deben estar a la altura del ombligo y deben tocarse ligeramente.
La espalda debe estar derecha, con los hombros relajados. La rectitud de la espalda es clave para que el aire fluya con naturalidad.
La lengua debe tocar por dentro la parte interna de los dientes frontales de arriba. Esto nos ayuda a evitar que la boca se reseque y permite que esté en estado de relax.
La barbilla debe estar un poco “metida hacia adentro” de tal forma que la cabeza quede inclinada hacia adelante y la dirección natural de la mirada sea hacia abajo con los ojos entreabiertos.
Los codos deben estar un poco separados del cuerpo y al mismo nivel.
La respiración debe ser profunda y al ritmo de tus pensamientos. Al inhalar, trata que el aire penetre por tu nariz y el que exhalas, que salga por tu boca.
Concéntrate en tu respiración. Respira por cinco minutos y finaliza balanceando tu cuerpo de lado a lado 2 o 3 veces.
Dr. Javier Rodríguez Davalillo
Vamos a utilizar el siguiente ritual cada vez que meditemos: suena una campana 3 veces al iniciar y una vez al finalizar de meditar. Antes de sentarte, haz tres respetuosas inclinaciones y recita una oración que aporte tranquilidad a tu espíritu.
En nuestra próxima entrega, continuaremos con este tema que le aportará paz y placidez a tu vida.
¡Hasta entonces!.
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